Un cuento “hasídico”

Los judíos de una pequeña ciudad rusa esperaban ansiosos la llegada de un rabino. Se trataba de un acontecimiento poco frecuente, y por eso habían dedicado mucho tiempo a preparar las preguntas que iban a hacerle. Cuando, al fin, llegó y se reunieron con él en el ayuntamiento, el rabino pudo palpar la tensión reinante mientras todos se disponían a escuchar las respuestas que él iba a darles. Al principio no dijo nada, sino que se limitó a mirarles fijamente a los ojos, a la vez que tarareaba insistentemente una melodía. Pronto empezó todo el mundo a tararear. Entonces el rabino se puso a cantar y todos le imitaron. Luego comenzó a balancearse y a danzar con gestos solemnes y rítmicos, y todos hicieron lo mismo. Al cabo de un rato, estaban todos tan enfrascados en la danza y tan absortos en sus movimientos que parecían insensibles a todo lo demás; de este modo, todo el mundo quedó restablecido y curado de la fragmentación interior que nos aparta de la Verdad.

Transcurrió casi una hora hasta que la danza, cada vez más lenta, acabó cesando. Una vez liberados de su tensión interior, todos se sentaron, disfrutando de la silenciosa paz que invadía el recinto. Entonces pronunció el rabino sus únicas palabras de aquella noche: “Espero haber respondido a vuestras preguntas”.

El camino de las nubes blancas

Una nube blanca existe sin raíz alguna. Es un fenómeno desarraigado, que no se apoya en ningún lugar, o bien se apoyo en el no lugar. Pero, aun así, existe. Toda la existencia es como una nube blanca: carece de raíces, de causalidad, de causa final, pero igual existe. Existe como un misterio.
Una nube blanca en realidad no tiene un camino propio. Anda a la deriva. No tiene un lugar al cual llegar, un objetivo, un destino que realizar, un fin. No es posible frustrar a una nube blanca porque, dondequiera que llegue, ésa será su meta. Si uno tiene un objetivo, seguro que habrá de frustrarse. Cuanto más orientada hacia una meta sea una mente, más angustia, ansiedad y frustración habrá que soportar pues, cuando uno tiene un objetivo, se mueve con un destino predeterminado. Y el todo existe sin destino alguno, sin dirigirse a ningún lugar en particular; carece de objetivos y de propósitos. Una vez que tienes un propósito, te mueves en sentido opuesto al de la totalidad (recuerda esto); y entonces, te sentirás frustrado. No puedes derrotar al todo. Tu existencia es tan diminuta que no puedes combatir, no puedes vencer. Es imposible concebir cómo un ente individual podría conquistar al todo. Y, si el todo carece de propósitos y tú los tienes, serás derrotado.
Una nube blanca flota hacia donde el viento la lleve.
No se resiste, no lucha.
Una nube blanca no es conquistadora, y sin embargo flota por encima de todo. No la puedes conquistar; no la puedes derrotar. No tiene una mente que conquistar: por eso no la puedes derrotar. Una vez que te has fijado un objetivo, una meta, un destino, un sentido, una vez que has entrado en la locura de llegar a algún lugar, entonces surgen los problemas. Y, con certeza, serás derrotado. Tu derrota está en la naturaleza de la existencia misma.
Una nube blanca no tiene adonde ir, Se mueve, se mueve por todas partes. Es dueña de todas las dimensiones, así como de todas las direcciones.
Nada le está vedado.
Todo es, existe, en una completa aceptación.
Las nubes blancas no tienen un camino propio; andan a la deriva. Un camino lleva a un punto de llegada.
El Camino de las Nubes Blancas implica un sendero sin senda, un camino sin rumbo, En movimiento, pero sin intencionalidad alguna.

Pensamientos Del Corazon

Cuando nos sentimos víctimas tendemos a aislarnos. Sentimos dolor y miedo, y andamos siempre en busca de alguien que nos salve, que lo haga por nosotros. Ahora tenemos la oportunidad de descubrir nuestra capacidad de responder a la vida no como víctimas, sino de maneras que nos den poder. Descubriremos que a medida que empecemos a conectarnos con lo que yo llamo el Ser interior podemos contribuir a la mejora de nuestra calidad de vida. Saber que no tenemos que depender de nadie, sino que dentro de nosotros tenemos una capacidad tremenda de hacer cambios positivos en nuestra vida, es un sentimiento maravilloso, increíblemente liberador. Hay personas a quienes puede asustarles esta nueva liberación, porque la ven como una responsabilidad. Sin embargo, esta palabra quiere decir, simplemente, que somos capaces de responder a la vida. Nos movemos hacia una nueva era y hacia un orden nuevo. Ya es hora de que renunciemos a nuestras viejas creencias y hábitos. A medida que vayamos aprendiendo y llevando a la práctica nuevas maneras de comportarnos, contribuiremos armoniosamente a establecer en el mundo un orden nuevo.

Sé paciente contigo. Desde el momento en que decidas hacer un cambio hasta que éste se manifieste, es probable que vaciles entre lo viejo y lo nuevo. No te enfades contigo por ello. Lo que deseas es construirte, no demolerte. Quizá quieras usar cada día las meditaciones y los tratamientos, hasta que llegues a confiar en tu gran capacidad de cambiar.

Éste es el momento de despertar. Estás siempre a salvo. Quizás al principio no te lo parezca, pero ya aprenderás que la vida está siempre de tu lado. Es posible avanzar desde el orden antiguo hacia el nuevo, en paz y con seguridad.

La Felicidad nunca se va

La felicidad no tiene contrapuesto, porque nunca se pierde.
Puede estar oscurecida, pero nunca se va... porque tú eres felicidad. La felicidad es tu esencia, tu estado natural... y, por ello, cuando algo se interpone, la oscurece, y sufres por miedo a perderla. Te sientes mal, porque ansías aquello que eres. Es el apego a las cosas que crees que te proporcionan felicidad lo que te hace sufrir. No has de apegarte a ninguna cosa, ni a ninguna persona, ni aún a tu madre, porque el apego es miedo, y el miedo es un impedimento para amar.
El responsable de tus enfados eres tú, pues aunque el otro haya provocado el conflicto, el apego y no el conflicto, es lo que te hace sufrir.
Es el miedo a la imagen, que el otro haya podido hacer de ti, miedo a perder su amor, miedo a tener que reconocer que es una imagen la que dices amar, y miedo a que la imagen de ti, la que tú sueñas que él tenga de ti se rompa.
Todo tiempo es un impedimento para que al amor surja.
Y el miedo no es algo innato sino aprendido.
El miedo es provocado por lo que no existe.
Tienes miedo porque te siente amenazado por algo que ha registrado la memoria.
Todo hecho que has vivido con angustias por unas ideas que te metieron queda registrado dentro de ti y sale como alarma en cada situación que te lo recuerda.
No es la nueva situación la que le llena de inseguridad, sino el recuerdo de otras situaciones, que te contaron o que has vivido anteriormente con una angustia que no has sabido resolver.
Si despiertas a esto, y puedes observarlo claramente recordando su origen, el miedo no se volverá a producir, porque eliminarás el recuerdo.

Dar el corazón a la vida

La polución propagandística no favorece la paz soñada, que brota, como fruto maduro, de los caminos auténticos de la vida. Nuestro mundo actual rebosa de estímulos engañosos, que golpean dolorosamente a los incautos y engañan hasta a los bien intencionados. Seduce a las personas con el espejismo de quimeras inconsistentes y de dudoso contenido. Las desvía del centro dinámico de su interioridad y las sacia con bocados azucarados de escaso valor alimenticio. Y la persona, lejos de encontrarse con los anhelos profundos de su mundo más verdadero, se pierde en las arenas movedizas y atormentadas de su propio yo.
Allí, ávidamente, goza de los dividendos fáciles de conquistas deslumbrantes, pero acaba arrastrándose y haciéndose sorda a las llamadas más íntimas que le vienen de su mundo más hondo. En vez de responder a ellas y de vivir lo que es, se contenta con la careta que le hace tan sólo parecer que es. Vive pendiente de la última moda, vagabundeando, sin una orientación personalizada, sin un compromiso engrandecedor, esclavizada por las propagandas consumistas que sólo la satisfacen por el momento, sin darle un rumbo claro y seguro.
Pero nosotros somos realmente más, mucho más que esas lentejuelas con que el mundo nos reviste. Deseamos más, mucho más que esta posición social a que nos aferramos y que se nos reconoce. Somos un reino infinitamente rico y divinamente fascinante, que todavía está por conquistar. Para ello es preciso armarse de coraje y atreverse a ser grande, enfrentándose con las mentiras tentadoras que impiden el acceso a la intimidad del corazón.
Y, principalmente, es preciso darle el corazón a la vida, en vez de pretender el corazón de ella. Fuimos hechos y existimos, no para aprisionar corazones, sino para liberar el nuestro.
Bernard Shaw dijo, en cierta ocasión, que todos somos reyes, con la desgracia de que vivimos fuera de nuestro reino. Porque no somos dueños de nuestro corazón, no podemos dárselo a nadie. Y ésta es la más trágica de las pobrezas y la más lamentable de las desgracias.

Tenlo en cuenta

Es la sintonía consciente que tú creas con tu propia
Esencia Interna la que atrae y manifiesta el sincronismo
en tu vida.

Haz un instante de silencio para crear una conexión
consciente con tu Esencia Interna, de modo que
puedas ver con mayor amplitud el todo de una
cuestión. Tu verdadera realidad es esa Esencia,
que en este libro llamamos "Alma".

Visualiza, o escribe, o di en voz alta la pregunta
o situación que quieres enfocar y para la cual
quieres obtener claridad en cuanto a la actitud a
ser tomada. Abre tu corazón y tu mente para recibirla.

Simplemente Actitud

Podemos manifestar actitudes a través de los
pensamientos, de los sentimientos, del cuerpo y
de las palabras. Toda actitud pide una forma de
acción visible o invisible. Esa acción nos coloca
en el proceso de invocar y vivenciar las cualidades
esenciales q u e q u e r emo s imp r imi r e n
n u e s t r a v i da. Cuando intelectualmente
comprendemos algo, es necesario que anclemos
en el corazón esa comprensión y la
transformemos en una actitud que estamos
dispuestos a asumir.
Son infinitas las maneras como podemos actuar, y
toda acción implica una elección que se refleja
inmediatamente en el ambiente donde vivimos.
Cuando podemos estar atentos al modo como
actuaremos, nuestros actos se revestirán de las
actitudes que elegimos asumir y creamos una red
luminosa y sincrónica de calidad que lleva
todo a fluir en sintonía con nuestras elecciones.
Así, actitudes consciente y amorosamente
asumidas son la clave para vivir en sintonía con
nuestra verdadera Esencia. Responder, aquí y
ahora con el gesto, la palabra, el sentimiento o el
pensamiento correctos y apropiados es la dádiva
más plena que podemos acoger en el centro de
nuestro Ser.
En toda la Naturaleza, miríadas de seres
invisibles están haciendo una profunda
interacción energética para que nuestros
sentidos sientan la realidad multicolor y
multifacética que nos rodea. Nosotros, Seres
Humanos, somos una parte muy importante de
un todo vibrante e integrado en muchas
dimensiones de vida y conciencia. La calidad
de vida en ese "todo" depende mucho de
las actitudes que decidimos vivir.
Cuando una flor se abre en te floresta y
un colibrí viene a libar su néctar, es posible
intuir la pr e s enc i a de l a a l egr í a en l a
vulne r abi l idad de la flor que se abre y se
entrega al beso del pájaro. Sus actitudes son
orgánicas y reflejan la dádiva de la preciosa
y equilibrada sincronía que une a todo en la
Naturaleza.
El Ser Humano es el único que puede elegir
conscientemente la dirección de sus acciones,
tornando visibles las intenciones de su
Esencia Divina y, a través de sus actitudes,
demostrar el valor de sus palabras, el poder
de sus pensa mientos y el calor de sus
sentimientos en todo lo que realiza.
Cuando realizamos toda y cualquier acción,
sea sencillamente pensando, sintiendo o actuando
concretamente (teniendo presente que "no
ac tuar" en la hora y el momento correctos
es una forma de acción), conscientes de la
correcta actitud para cada momento,
creamos una abertura hacia las dimensiones
más profundas en nuestro Ser, donde tenemos
acceso al Amor y a la Sabiduría sin límites.
La calidad presente en nuestra conciencia
cuando asumimos actitudes es lo que
determina el campo vibratorio y sensible
donde vamos a actuar y vivir la plenitud de
ser, simultáneamente, humanos y divinos.

¡toma una taza de té!

Una historia zen:

Joshu, el maestro zen, preguntó a un novicio del monasterio:
-¿Te he visto antes?
El novicio le replicó:
-No, señor.
Joshu le dijo:
-Toma entonces una taza de té.

Joshu se volvió entonces hacia otro monje:
-¿Te he visto antes?
El segundo monje le contestó:
-Sí, señor; desde luego. Ya me conoce.
A lo que Joshu le respondió:
-Toma entonces una taza de té.

Más tarde, el superior que dirigía el monasterio le preguntó a Joshu:
-¿Por qué contestas a cualquier pregunta ofreciendo té?
A lo que Joshu contestó gritando:
-¡Abad! ¿Estás todavía aquí?
El superior le replicó:
-Desde luego, maestro.
Y Joshu le dijo:
-Toma entonces una taza de té.

La Tostada está Quemada

El que gobierna hombres vive en la confusión,
El que es regido por hombres vive apesadumbrado.
El Tao es por esta razón deseado,
ni para influenciar a los demás
ni ser influenciado por ellos.
La forma de aclarar la confusión y liberarse de los pesares,
es vivir con el Tao en la tierra del vacío.

Si un hombre está cruzando un río
y un bote vacío colisiona con el suyo,
incluso aunque sea un hombre de mal genio,
no se encolerizará mucho.
Pero si ve a un hombre en el otro bote,
le gritará para evitar el choque.
Y si éste desoye sus advertencias, vociferará
una y otra vez, y empezará a maldecir.
Y todo porque hay alguien en ese bote.
Así pues, si el bote hubiese estado vacío,
no hubiera gritado,
ni se hubiese encolerizado.

Si tú puedes vaciar tu propio bote
cruzando el río del mundo,
nadie se te opondrá,
ni nadie buscará hacerte daño,
El árbol recto es el primero en ser cortado,
la fuente de agua clara es la primera en ser agotada.
Si deseas ahondar en tu sabiduría
y avergonzar al ignorante,
si deseas cultivar tu personalidad para eclipsar a otros,
una luz brillará a tu alrededor
como si te hubieras tragado al sol y a la luna,
y no podrás evitar la desgracia.


Un sabio ha dicho:
“El que está satisfecho consigo mismo
ha hecho un trabajo sin valor alguno".
El éxito es el principio del fracaso,
la fama es el comienzo de la desgracia.
¿Quién puede liberarse a sí mismo
de las metas y de la fama
y descender y perderse
entre las multitudes?
El que así lo haga fluirá, como el Tao, sin ser visto,
discurrirá como la vida misma
sin nombre y sin hogar.
Simple es, sin distinciones.
A los ojos de todos aparece como un tonto.
Sus pasos no dejan huella.
No tiene poder alguno.
No alcanza nada, no tiene fama.
Puesto que no juzga a nadie,
nadie le juzga.
Así es el hombre perfecto:
su bote está vacío.

The Dhammapada

No HABLO como hombre, no hablo como mujer. No hablo como
mente. Uso la mente, pero hablo como conciencia, como testigo
consciente. Y la conciencia no es ni él ni ella, la conciencia no es ni
hombre ni mujer. Tu cuerpo tiene esa división, y también tu
mente, porque tu mente es la parte interna de tu cuerpo, y tu cuerpo
es la parte externa de tu mente. Tu cuerpo y tu mente no están
separados; son una entidad. De hecho, no es correcto hablar de
cuerpo y mente; no se debería usar «y». Eres cuerpo mente, sin siquiera
un guión entre los dos.
Por eso, al hablar del cuerpo, de la mente: «masculino», «femenino
», estas palabras son relevantes, significativas. Pero hay algo
más allá de ambos; hay algo trascendental. Ese es tu centro real,
tu ser. Ese ser consiste sólo de conciencia, es un testigo, alerta. Es
pura conciencia.
No estoy hablando aquí como hombre; si no, es imposible hablar
de la mujer. Estoy hablando como conciencia. He vivido muchas
veces en un cuerpo femenino y he vivido muchas veces en un
cuerpo masculino, lo he presenciado todo. He visto todas las casas,
he visto todas las vestimentas. Lo que te digo es la conclusión de
muchas, muchas vidas; no sólo tiene que ver con esta vida. Esta
vida es sólo la culminación de un largo peregrinaje.
Así que no me escuches como hombre o como mujer; si no, no me
estarás escuchando. Escúchame como conciencia

Vida

La vida carece de importancia en sí misma.
Sólo es significativa si eres capaz de cantar una canción a lo
Eterno, si puedes liberar un poco de fragancia divina, un poco
De eternidad: si eres capaz de convertirte en una flor de loto,
Inmortal y eterna. Si aprendes a convertirte en puro amor, si
Eres capaz de embellecer esta existencia, si puedes convertirte en
Una bendición para esta existencia, solamente entonces la vida
Tiene significado; en caso contrario, no tiene sentido.
Es como un lienzo en blanco: puedes cargar con él durante
Toda tu vida y morir aplastado bajo su peso, pero ¿para qué?
¡Pinta algo en él!
Tú has de darle significado a tu vida; ese significado no te es
Dado. Se te ha dado libertad, se te ha dado creatividad, se te
ha dado la vida, se te ha dado todo lo necesario para que le
confieras un significado. Te han sido proporcionados todos los
ingredientes esenciales para su significado, pero ese significado
no te ha sido dado. Tú has de crearlo. Tú mismo te has de
convertir en creador.
Y cuando tú mismo te conviertes en creador, participas de
Dios, formas parte de Dios.

El Sendero Del Tao

Una parábola taoísta:

Existe una estatua de Lao Tzu, el fundador del Tao.
Un joven lleva años pensando en ir a las montañas y conocer la estatua de Lao Tzu. El joven ama las palabras, la forma en que Lao Tzu ha hablado, el estilo de vida que ha llevado, pero nunca ha visto una estatua suya.
No existen templos taoístas, así que hay muy pocas estatuas y todas están en las montañas, al aire libre, talladas en la misma montaña, sin techo, sin templo, sin sacerdote, sin culto.

Pasan los años, y siempre muchas cosas se interponen. Pero una noche decide finalmente que debe ir, además el lugar no está lejos, sólo queda a cien millas de distancia, pero como él es pobre tendrá que caminar.
A media noche –elige la noche porque al estar dormidos la esposa, los hijos y la familia no se le presentará ningún problema- coge una lámpara en sus manos, pues la noche es oscura, y se aleja del pueblo.

Al salir del pueblo y dirigirse al primer mojón, surge en él un pensamiento:

“¡Por Dios, cien millas, y sólo tengo dos pies! Esto me va a matar.
Estoy pidiendo lo imposible. Nunca he caminado cien millas, y no hay carretera…”.
El camino es estrecho, de montaña, sólo para caminantes y también peligroso, así que piensa: “Vale la pena esperar a que amanezca. Al menos habrá luz y veré mejor; de otro modo me despeñaré en algún punto de este estrecho sendero y desapareceré sin ver la estatua de Lao Tzu; sería el final, simplemente. ¿De qué sirve suicidarse?”.

Estaba en esas, sentado a las afueras del pueblo, cuando se le acercó un anciano a la salida del sol. Vio al joven sentado y le preguntó:
-¿Qué estás haciendo aquí?
El joven se lo explicó.
El anciano rió. Dijo:
-¿No has escuchado el viejo refrán? Nadie es capaz de dar dos pasos al mismo tiempo. Sólo puedes dar un paso a la vez: los poderosos, los débiles, los jóvenes, los viejos; no importa. Y el refrán continúa: “solamente paso a paso puede un hombre recorrer diez mil millas”, ¡y este camino sólo tiene cien! No seas estúpido.
Además, ¿quién te está diciendo que sigas sin parar? Puedes tomarte tu tiempo.
Éste es uno de los valles más hermosos y ésta es una de las más hermosas montañas, y los árboles están llenos de frutos, frutos que a lo mejor ni siquiera has probado. De todas maneras, yo me dirijo allí. Puedes venir conmigo.
He hecho este camino miles de veces; además tengo por lo menos cuatro veces tu edad. ¡Levántate!

El anciano era muy autoritario. Cuando dijo: “¡Levántate!”, el joven simplemente se puso en pie, además;
-Dame tus cosas. Eres joven, inexperto; cargaré con tus cosas. Tú sólo sígueme y ya descansaremos tanto como quieras. Y lo que había dicho el anciano era verdad. En cuanto se adentraron más profundamente en el bosque y las montañas, todo se fue volviendo más y más hermoso. Y las frutas eran silvestres, jugosas. Además, iban descansando: cada vez que el joven deseaba detenerse, el anciano accedía. Le sorprendía que el anciano nunca dijera que era hora de descansar. Pero, cada vez que el joven decía que era hora de descansar, el anciano esta dispuesto a hacerlo: descansaban un día o dos y luego retomaban la ruta.

De esta forma recorrieron sin problemas las cien millas y llegaron al final del sendero; entonces tuvieron acceso a una de las estatuas más hermosas de uno de los hombres más grandes que ha caminado sobre la tierra. Incluso su estatua tenía algo; no era sólo una pieza de arte. Había sido creada por artistas taoístas para representar el espíritu del Tao.

El Tao cree en la filosofía del dejarse llevar. Cree que tú no tienes que nadar sino flotar en el río, simplemente debes permitir que el río te lleve a donde va, porque cada río llega finalmente al océano. Así que no te preocupes; llegarás al océano. No hay necesidad de estar tenso.

En aquel lugar solitario se alzaba la estatua y, precisamente junto a ella había una cascada, pues al Tao se le llama el camino de la corriente de agua. Tal como el agua, sigue y sigue fluyendo sin manuales, sin mapas, sin reglas, sin disciplina… pero de una forma un tanto extraña, muy humildemente, porque siempre está buscando la posición más baja en todas partes. Nunca va cuesta arriba. Siempre va cuesta abajo, pero llega al océano, a su propio origen.

Toda la atmósfera del lugar era representativa de la idea taoísta del dejarse llevar. El anciano dijo:
-Ahora empieza el recorrido.
El joven dijo:
-¿Qué? Pero si yo creía que después de caminar estas cien millas la ruta había terminado.
-Así es precisamente como los maestros han estado hablando a la gente –contestó el anciano-. Pero la realidad es ahora: desde este punto, desde esta atmósfera, comienza una ruta de mil y una millas. Y no te voy a engañar, porque después de mil y una millas te encontrarás con otro anciano, posiblemente yo, que te dirá:

“Ésta es sólo una parada, continúa”.

El mensaje indica continuar.
El recorrido mismo es la meta.
Es infinito. Es eterno.