El camino de las nubes blancas

Una nube blanca existe sin raíz alguna. Es un fenómeno desarraigado, que no se apoya en ningún lugar, o bien se apoyo en el no lugar. Pero, aun así, existe. Toda la existencia es como una nube blanca: carece de raíces, de causalidad, de causa final, pero igual existe. Existe como un misterio.
Una nube blanca en realidad no tiene un camino propio. Anda a la deriva. No tiene un lugar al cual llegar, un objetivo, un destino que realizar, un fin. No es posible frustrar a una nube blanca porque, dondequiera que llegue, ésa será su meta. Si uno tiene un objetivo, seguro que habrá de frustrarse. Cuanto más orientada hacia una meta sea una mente, más angustia, ansiedad y frustración habrá que soportar pues, cuando uno tiene un objetivo, se mueve con un destino predeterminado. Y el todo existe sin destino alguno, sin dirigirse a ningún lugar en particular; carece de objetivos y de propósitos. Una vez que tienes un propósito, te mueves en sentido opuesto al de la totalidad (recuerda esto); y entonces, te sentirás frustrado. No puedes derrotar al todo. Tu existencia es tan diminuta que no puedes combatir, no puedes vencer. Es imposible concebir cómo un ente individual podría conquistar al todo. Y, si el todo carece de propósitos y tú los tienes, serás derrotado.
Una nube blanca flota hacia donde el viento la lleve.
No se resiste, no lucha.
Una nube blanca no es conquistadora, y sin embargo flota por encima de todo. No la puedes conquistar; no la puedes derrotar. No tiene una mente que conquistar: por eso no la puedes derrotar. Una vez que te has fijado un objetivo, una meta, un destino, un sentido, una vez que has entrado en la locura de llegar a algún lugar, entonces surgen los problemas. Y, con certeza, serás derrotado. Tu derrota está en la naturaleza de la existencia misma.
Una nube blanca no tiene adonde ir, Se mueve, se mueve por todas partes. Es dueña de todas las dimensiones, así como de todas las direcciones.
Nada le está vedado.
Todo es, existe, en una completa aceptación.
Las nubes blancas no tienen un camino propio; andan a la deriva. Un camino lleva a un punto de llegada.
El Camino de las Nubes Blancas implica un sendero sin senda, un camino sin rumbo, En movimiento, pero sin intencionalidad alguna.

Pensamientos Del Corazon

Cuando nos sentimos víctimas tendemos a aislarnos. Sentimos dolor y miedo, y andamos siempre en busca de alguien que nos salve, que lo haga por nosotros. Ahora tenemos la oportunidad de descubrir nuestra capacidad de responder a la vida no como víctimas, sino de maneras que nos den poder. Descubriremos que a medida que empecemos a conectarnos con lo que yo llamo el Ser interior podemos contribuir a la mejora de nuestra calidad de vida. Saber que no tenemos que depender de nadie, sino que dentro de nosotros tenemos una capacidad tremenda de hacer cambios positivos en nuestra vida, es un sentimiento maravilloso, increíblemente liberador. Hay personas a quienes puede asustarles esta nueva liberación, porque la ven como una responsabilidad. Sin embargo, esta palabra quiere decir, simplemente, que somos capaces de responder a la vida. Nos movemos hacia una nueva era y hacia un orden nuevo. Ya es hora de que renunciemos a nuestras viejas creencias y hábitos. A medida que vayamos aprendiendo y llevando a la práctica nuevas maneras de comportarnos, contribuiremos armoniosamente a establecer en el mundo un orden nuevo.

Sé paciente contigo. Desde el momento en que decidas hacer un cambio hasta que éste se manifieste, es probable que vaciles entre lo viejo y lo nuevo. No te enfades contigo por ello. Lo que deseas es construirte, no demolerte. Quizá quieras usar cada día las meditaciones y los tratamientos, hasta que llegues a confiar en tu gran capacidad de cambiar.

Éste es el momento de despertar. Estás siempre a salvo. Quizás al principio no te lo parezca, pero ya aprenderás que la vida está siempre de tu lado. Es posible avanzar desde el orden antiguo hacia el nuevo, en paz y con seguridad.

La Felicidad nunca se va

La felicidad no tiene contrapuesto, porque nunca se pierde.
Puede estar oscurecida, pero nunca se va... porque tú eres felicidad. La felicidad es tu esencia, tu estado natural... y, por ello, cuando algo se interpone, la oscurece, y sufres por miedo a perderla. Te sientes mal, porque ansías aquello que eres. Es el apego a las cosas que crees que te proporcionan felicidad lo que te hace sufrir. No has de apegarte a ninguna cosa, ni a ninguna persona, ni aún a tu madre, porque el apego es miedo, y el miedo es un impedimento para amar.
El responsable de tus enfados eres tú, pues aunque el otro haya provocado el conflicto, el apego y no el conflicto, es lo que te hace sufrir.
Es el miedo a la imagen, que el otro haya podido hacer de ti, miedo a perder su amor, miedo a tener que reconocer que es una imagen la que dices amar, y miedo a que la imagen de ti, la que tú sueñas que él tenga de ti se rompa.
Todo tiempo es un impedimento para que al amor surja.
Y el miedo no es algo innato sino aprendido.
El miedo es provocado por lo que no existe.
Tienes miedo porque te siente amenazado por algo que ha registrado la memoria.
Todo hecho que has vivido con angustias por unas ideas que te metieron queda registrado dentro de ti y sale como alarma en cada situación que te lo recuerda.
No es la nueva situación la que le llena de inseguridad, sino el recuerdo de otras situaciones, que te contaron o que has vivido anteriormente con una angustia que no has sabido resolver.
Si despiertas a esto, y puedes observarlo claramente recordando su origen, el miedo no se volverá a producir, porque eliminarás el recuerdo.